25 Feb La hermosa noche no debe ser amenaza
Los problemas con la energía eléctrica en el Caquetá
Agua bonita, un lugar cuyo nombre hace méritos a su exuberante belleza, entre el verde esmeralda de la flora y el profundo azul del cielo se funden historias, sueños, planes y vidas, una combinación maravillosa para llenar de vida a quienes residen allí, en medio de los picos de las montañas que sirven para bloquear un poco el calor tropical de esta región. A unos kilómetros de Florencia, la capital del Caquetá, se encuentran ubicados los firmantes de paz que habitan el Espacio Territorial de Reincorporación Héctor Ramírez, allí las y los excombatientes que ahora ponen todo su aliento para sacar adelante sus proyectos de vida, alejados de la guerra que los vio crecer, hoy junto a sus hijos, padres, hermanos y otros familiares que llegan para visitarles y terminan quedándose allí.
Es en este escenario en el que las y los firmantes han desarrollado su proceso de reincorporación con muchas dificultades, especialmente en cuento a garantías de seguridad, oferta institucional y sostenibilidad económica para las y los habitantes del territorio. Una de ellas ha sido el precario acceso a servicios básicos de acueducto y más especialmente a energía eléctrica, la cuál es deficiente o inexistente, afectando de manera significativa la calidad de vida de sus pobladores y la sostenibilidad de sus iniciativas productos. Este es el caso de la despulpadora de fruta y la “sastrería” pertenecientes a la Cooperativa COOMBUVIPAC.
Para las y los firmantes, el reto más grande frente a esta situación ha sido el sostenimiento del proyecto de piscicultura que requiere del suministro continuo de agua y un constante conexión de luz eléctrica para mantener oxigenados los peces. Los cortes de la energía en ocasiones se prolongan por días, la inestabilidad eléctrica ha provocado el daño en varios electrodomésticos, maquinaria, además, de la parálisis en la producción, provocando pérdidas económicas pero no es esto lo que más preocupa a la comunidad. Lo que mantiene intranquila a la población es el riesgo a la seguridad de los habitantes que generan dichos apagones: “de noche los gatos son pardos” debido al daño en muchas de las bombillas instaladas para iluminar los espacios públicos, deben permanecer en la oscuridad, según reseña Ximena Narváez, firmante de paz y lideresa de esta comunidad.
Ximena, resalta que son muchas las gestiones y propuestas que han hecho al gobierno local y departamental para lograr una solución, pero dichas gestiones que quedan en reuniones, que no resultan en ningún compromiso serio con la comunidad. También han hecho denuncias, con medios de comunicación y se han pasado proyectos a diversos actores proponiendo la instalación de paneles solares sin ningún resultado visible a la fecha.
“Nosotros podemos ayudar con la financiación, no es nuestra responsabilidad, tampoco disponemos de muchos recursos, pero esto es prioridad, porque nos está generando muchas dificultades”.
Para Ximena la falta de alumbrado público genera mucho temor en los pobladores, pues la oscuridad es cómplice y se puede prestar para ataques a cualquier habitante de allí, no es un secreto que los firmantes de la paz enfrentan graves problemas de seguridad en el territorio.
¿Pero quién es responsable de dicha situación? para ellos la ARN y la empresa Electro-Caquetá, la que contrató el suministro de la energía eléctrica para el ETCR en articulación con la Agencia de Reincorporación Nacional quienes no han logrado garantizar el servicio eléctrico de la colectividad. Desde el Consejo Nacional de Reincorporación hacemos el llamado a las instituciones responsables para atender de manera oportuna las denuncias de la comunidad y garantizar los servicios básicos en el marco de la implementación integral del Acuerdo de paz.
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