15 Jun Karina, la discapacidad jamás es una limitación para seguir luchando
Karina, la discapacidad jamás es una limitación para seguir luchando
Su amor a la vida y a su causa le permitió en medio del horror de las bombas que la marcaron para siempre, sobrevivir, no solo para poder contar su drama sino para seguir entregando su existencia en reivindicar a los más desvalidos. En esa experiencia trágica entregó más que sus convicciones, su brazo hecho girones quedo envuelto en su camisa de guerrera, se desprendió de su ser, como una rama florida del tronco de un árbol, tal cual, echando raíz en la tierra simbolizando así su arraigo a la vida.
Ese episodio es central en la trayectoria de Karina Espinosa, su resiliencia, su altivez y dignidad, que se denota en su andar, en su solvencia, su suficiencia hace que una mujer lisiada por la guerra tenga una actitud y maneras que impactan en los espacios que comparte. Su discapacidad no es ninguna limitación, es más bien un motivo que marca el derrotero de su quehacer como mujer firmante de paz, comprometida con personas que como ella quedaron con las marcas de la guerra, pero que no han perdido jamás su esperanza.
Karina es una mujer de origen ecuatoriano, ingresó muy joven en el año 2000 a las filas de la antigua guerrilla de las FARC-EP, vinculándose a la columna móvil Teófilo Forero y trasladada posteriormente al frente 48 “Pedro Martínez” del bloque sur que operaba en la línea de frontera con el Ecuador en el departamento del Putumayo.
Lo más difícil es que la gente te juzgue con la mirada y digan se lo merece
Era una chica joven, víctima de la exclusión y la pobreza que comparten las comunidades que viven en ese territorio fronterizo, eso la llevo como a muchas y muchos a engrosar las filas guerrilleras.
Allí creció como persona, aprendió de enfermería y también se formó como guerrera, allí estuvo hasta que su unidad guerrillera fue ferozmente bombardeada en Puerto Mestanza, Sucumbíos. Gravemente herida paso su recuperación en la cárcel el Buen pastor de Bogotá, alejada de su entorno y en la soledad del encierro.
Al salir de la cárcel tuvo dos niños, a los que entrega su ternura y por quienes sin un segundo de duda ofrenda su trabajo y compromiso con la implementación del acuerdo final de paz, especialmente en el trabajo permanente por el reconocimiento e inclusión de la población discapacitada y lisiada por la guerra. En el proceso de reincorporación además de su proyecto productivo, una droguería en el ETCR Heiler Mosquera de la Carmelita en el Putumayo donde vive, avanza en su proceso de formación como regente de farmacia, actividades que alterna con la iniciativa de la Asociación de personas con discapacidad y enfermedades de alto costo del putumayo, constituyéndose en un referente del activismo real por el reconocimiento de esta población, y trabajando también por los reincorporados adultos mayores y extranjeros.
Su sueño es recomponer con sus hijos su núcleo familiar y seguir trabajando por construir la paz para el territorio y sus comunidades, y lograr que la implementación avance con garantías reales para las mujeres y hombres que, con su hermoso gesto de compromiso con su pueblo, firmaron la paz.
Karina participa de las diferentes actividades nacionales que se desarrollan para impulsar la reincorporación, abanderada de los temas de discapacidad, reconocimiento de saberes y proyectos educativos para la población en reincorporación. Es una mujer empoderada, lideresa, no pasa desapercibida dejando en todas y todos quienes han coincidido con ella, una estela de esperanza y ternura. Una mujer combativa y sobreviviente de la guerra, que a pesar de llevar tatuada esa experiencia en su cuerpo, tiene su corazón palpitando para defender la implementación del acuerdo final de paz.
Hoy por hoy, Karina Espinoza tiene un canal de YouTube a través del cual transmite charlas motivacionales a la comunidad para apoyarles en sus procesos de reincorporación y cree firmemente en el su compromiso de #PazEsInclusión.
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