Finalizan Asambleas populares de reincorporación

Finalizan Asambleas populares de reincorporación

ASAMBLEAS POPULARES DE REINCORPORACIÓN DE ORIENTE

El Acuerdo de Paz, firmado entre el Estado colombiano y las antiguas FARC-EP hace casi cinco años, ha tenido, como es bien sabido, una implementación débil, entorpecida y ralentizada. Los asesinatos sistemáticos a firmantes de paz son una de las más graves consecuencias de que el Acuerdo no se esté implementando como se pactó y de que el Estado esté en cabeza de un gobierno que desde el inicio se opuso a la vía del diálogo para dar fin al conflicto armado. Lamentablemente, la pérdida de camaradas a manos de agentes aún desconocidos y con la complicidad del Estado ha sido casi el único escenario que ha convocado a la reunión de la población en reincorporación; al menos, fuera del marco de las instituciones políticas y del SIVJRNR (Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición surgido del Acuerdo de Paz.)

En el oriente colombiano, el asesinato del camarada Albeiro Suarez fue la punta de lanza de una crisis de seguridad anunciada, y produjo una movilización, en el Oriente y a nivel nacional, más que necesaria: la Peregrinación por la Vida y por la Paz. Menos de un año después, el país entero estalló el 28 de abril protestando en contra de las medidas injustas del actual gobierno. La gota que derramó el vaso fue una reforma tributaria que se cayó gracias a la presión del pueblo. Sin embargo, una vez tumbada, a lo largo y ancho del país seguía retumbando incansablemente la exigencia por la implementación integral y definitiva del Acuerdo de Paz. En este marco, la población en reincorporación de la región oriente se movilizó junto a comunidades campesinas e indígenas para conformar la Coordinación de Paro del Sur del Meta y el Guaviare.

Tanto la peregrinación como el componente de reincorporación en el Paro del Sur del Meta y el Guaviare son formas de lucha que abanderan la implementación del Acuerdo, así como las condiciones necesarias para el proceso de reincorporación que no se han dado en estos cinco años. Por ello, los liderazgos de reincorporación del oriente idearon la realización de las Asambleas Populares de Reincorporación; escenarios de reunión, unión, construcción y reconstrucción de nuestro tejido social. La logística necesaria para estas[1] fue acordada como resultado de las negociaciones entre la Coordinación del paro del Sur del Meta y el Guaviare y la delegación del gobierno nacional y local. Cada asamblea fue pensada para trabajar desde la realidad de los distintos territorios en donde habitan nuestras poblaciones. Por ello, se realizó una para el contexto urbano en el Meta, una para el contexto rural en el mismo departamento, y una para el Guaviare. Las asambleas fueron impulsadas por la coordinación del equipo del CNR componente COMUNES en la región oriente.

Este equipo ha venido trabajando por los distintos componentes del proceso de reincorporación: tierras, hábitat y vivienda, sostenibilidad económica, seguridad integral, trabajo comunitario y familia, salud y educación.  Sin embargo, las condiciones de trabajo han sido adversas y por ello, hasta el momento el equipo no contaba con información de primera mano sobre el estado actual de la reincorporación en el oriente. De manera que uno de los objetivos más importantes que se logró en las Asambleas fue el levantamiento de información directamente de la voz de las y los líderes y delegados en cada territorio.

Allí, ellos y ellas contaron experiencias individuales que ilustran las dificultades sistemáticas que atravesamos como población, entre estas: la falta de atención institucional diferenciada, la estigmatización en distintos ámbitos, las medidas reduccionistas de seguridad y la imposibilidad de que los proyectos productivos sean verdaderamente sostenibles. En cuanto a la atención diferenciada, concluimos que las rutas existentes de acceso a vivienda, tierras para hábitat y proyectos productivos, trabajo y formación para el mismo, así como las medidas de seguridad socioeconómica y física, desconocen la realidad de nuestras experiencias y condiciones de vida y por ello nos resultan inviables.

La estigmatización, por su parte, se nos presenta desde las instituciones –en lo educativo, en las búsquedas de empleo, en la atención en salud, etc.– y desde la sociedad –en los nuevos territorios a los que llegamos, en los medios de comunicación y en la ciudadanía en general–; lo que impide que nosotras, nosotros y nuestras familias podamos incorporarnos a la vida comunitaria exitosamente. Finalmente, la formulación y el acompañamiento institucional a los proyectos productivos son insuficientes, lo que ha quedado demostrado con el sinnúmero de iniciativas tanto colectivas como individuales en las que el capital semilla ha sido ejecutado pero las fases de comercialización están estancadas por razones de documentación, dificultad para sacar o terminar los productos, falta de infraestructura vial, etc. De manera general, las Asambleas permitieron ver las dificultades transversales a todos los componentes de la reincorporación, que son mínimamente atendidas por la institucionalidad de manera segregada y sucinta y, no en pocos casos, con medidas que por el contrario aumentan las situaciones de riesgo, generando así dinámicas sistemáticas de revictimización. Esta realidad, que busca ser invisibilizada por el aparato estatal, no afecta únicamente a quienes dejaron las armas sino que vulnera a toda la población colombiana y aumenta el riesgo de que el conflicto armado recrudezca.

Todo el contexto que aclararon las Asambleas permite crear propuestas viables, no para el aparato institucional y leguleyo, sino para las personas de a pie. Propuestas que necesitan de un trabajo permanente tanto a nivel comunitario como político.

Pero más que un espacio de trabajo, las Asambleas Populares de Reincorporación son una oportunidad de reencuentro para que nuestra comunidad construya de manera colectiva y autónoma planes de vida acordes a la apuesta política que hace cinco años nos llevó a firmar la Paz. Son también un recordatorio de los motivos esenciales de nuestra lucha y de lo que nos define como población. Por ello, consideramos que el gran logro de estas asambleas fue la legitimación de las instancias autónomas propias de la reincorporación y de su capacidad para impulsar este proceso con el trabajo colectivo como pilar. La unión y el trabajo articulado hacia objetivos comunes será la principal herramienta de cambio que nos permita alcanzar los ideales por los que hemos luchado. Sean estas, pues, las primeras de muchas Asambleas Populares de Reincorporación y los tanques de pensamiento de una Colombia posible para el pueblo.

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